El monasterio de Santa
Mónica originalmente fue creado para dar refugio a esposas de los españoles que, por sus ocupaciones productivas se veían en la necesidad de
dejarlas solas: en 1606 el señor cura «vecino de la ciudad» Don Julián López y el sacerdote Francisco Reinoso deciden construir un edificio
para albergar a estas solitarias mujeres. Se construye al mismo tiempo una pequeña iglesia para el servicio de las recogidas. Las rentas
donadas fueron insuficientes, lo que provocó que el edificio se despoblara. Micaela Ursula de la Vega instala una casa para mujeres
«perdidas», que se convierte en un reformatorio de conductas femeninas; se recurre a la oración y al trabajo. La patrona espiritual de esta
casa fue Ma. Magdalena. En 1679 el Sr. Dr. Manuel Fernández De Santa Cruz Zaagún, preocupado por la conducta de estas mujeres, decide
reestructurar el recogimiento, funda una casa para éstas, y en el edificio derruido funda un «colegio» para viudas españolas, construyendo
celdas, oratorios, refectorio, servicios sanitarios, lavaderos y una nueva iglesia.
Desde la época colonial los poblanos han convivido
con religiosas cristianas, las que han orado por la humanidad, han educado a hijas, esposas y madres, han servido de ejemplo, y esa vida
coventual forma parte esencial de la sociedad. Para lograr su finalidad «las escogidas del Señor» se unen a una orden específica inspiradas
por la pobreza, castidad, silencio y obediencia. Tomando así los voto s, inician el camino hacia el estado de perfección,
tomando el ejemplo de los apóstoles. Este convento fue fundado en 1688 y funcionó como tal hasta 1861; lleva el nombre de Santa Mónica, madre
de San Agustín, patronos de las órdenes Mónicas y Agustinos; dichas órdenes llevan como lineamientos los votos de silencio y humildad. Una
parte de lo que fuera el convento, después de sufrir varias transformaciones se ha destinado a museo de Arte Religioso, con pinturas,
ornamentos y diversos objetos que pertenecieron a los templos de El Carmen, la Concordia, la Soledad, Santa Inés y otros, además, se conoce la
versión de que algunos de los objetos en exhibición fueron parte de la dote que se requería para que fueran aceptadas las novicias. Existe una
hermosa y única colección de murales sobre lienzos de terciopelo, se cree pintados con colorantes vegetales por el artista indígena Rafael
Morantes. Alrededor del patio decorado con ladrillo y azulejos de talavera del siglo XVII se pueden recorrer las instalaciones de la Capilla
Doméstica con instrumentos de martirio que utilizaron las religiosas junto al viacrucis; en sus celdas vemos su sencilla cama de madera y sus
hábitos de lana. En las salas del museo se exhiben retratos de algunas monjas coronadas con sus ramos y sus cruces con las que al morir eran
sepultadas.
Ubicación: 8 Poniente 103 Horario: 10: 00 - 4: 30 pm |