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Tehuacán

Como segunda ciudad del estado, no sorprende que Tehuacán reúna varios sitios de interés. Emplazada en un valle aprisionado al este por la sierra de Zongolica y al oeste por la sierra de Zapotitlán, la villa era importante mucho antes de la Conquista. Las barreras del espacio y del tiempo han traspasado la fama de la ciudad de Tehuacán, puesto que según cuenta la leyenda, era ya muy conocida desde la época del emperador Moctezuma, quien mandaba traer en vasijas de barro el agua mineral de los manantiales de la región hasta la gran Tenochtitlán, para favorecerse con sus propiedades curativas.

En la actualidad los expertos en la materia, han realizado numerosos estudios sobre las aguas de Tehuacán y en todos ellos se ha llegado a la conclusión de que son inigualables en el tratamiento de enfermedades del hígado y de los riñones.

En el palacio municipal se encuentra un gran mural pintado por Luis, Rutilio y Santiago Carpinteyro, denominado: Tehuacán y sus cinco regiones. Ahí con la emotividad de las formas y la viveza de colores brillantes, se narra la evolución de Tehuacán desde su fundación hasta la época moderna. Otro mural titulado Un mundo nuevo, se halla en la escalinata doble que lleva al segundo piso del palacio. Realizado en 1969 por el maestro Fernando Ramírez Osorio, esta pintura presenta los personajes más importantes de la historia de México.

No obstante el calor y las pocas lluvias, gracias a sus mantos acuíferos la región es notable por sus frutos. Al ser Tehuacán una encrucijada de caminos, en el mercado de los sábados se comercia una cantidad increíble de productos, como los ajos y los bardados de Chilac; la caña y el mezcal de Calipam; el amaranto y los huazontles de Huatlatlauca; las tunas y pitahayas de Zapotitlán; los zapotes, membrillos y granadas de alrededores sin faltar los productos que llegan de Oaxaca y Veracruz.

Muchos son sus guisos preparados con maíz o con huitlacoche, el hongo negro que se arrulla en la mazorca. Esto no significa que los moles de cadera, de chito y de guaje no sean, también, sabrosas muestras de la cocina regional.

Además de contar con ese tesoro natural que es el agua, Tehuacán hoy en día es una ciudad bellísima, muy limpia y tranquila; ideal para descansar lejos del ruido de las grandes urbes y disfrutar de un excelente clima, cálido por el día y fresco por la noche.

Tehuacán abre sus puertas ofreciendo la hospitalidad de sus habitantes, quienes a base de gran esfuerzo y constante trabajo, han logrado un excelente desarrollo económico que se cristaliza en el fuerte progreso de su industria.