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Tepeaca

La antigua Tepeyácac, emplazada sobre un "cerro en forma de nariz", fue conquistada por los aztecas en 1466. En 1520, luego de que huyera derrotado a Tlaxcala, Hernán Cortés supo ahí que los tepeyacanos dieron muerte a varios españoles que iban de Veracruz a Tenochtitlan. Comprendiendo la ubicación estratégica de la villa, situada en el principal camino de tierra adentro, decidió sojuzgar a sus pobladores y fundar ese mismo año, sobre el mismo sitio, la ciudad de Segura de la Frontera. En 1543 esa villa, ya entonces llamada Tepeaca, fue trasladada por los franciscanos al pie del cerro; en ella levantaron un gran monasterio que, según la Relación de Tepeaca y su partido, en 1580 ya estaba concluido.

Consagrado a san Francisco, el ex convento se levanta al filo de la anchurosa plaza principal, ofreciendo el aspecto de fortaleza inexpugnable. Su mole imponente, su corona de almenas, sus contrafuertes rematados por garitones para los centinelas y más que nada- los dos pasajes de ronda, denuncian su función de templo-fortaleza. Sus muros color hueso albergan una sola nave, iluminada por 20 ventanas, Las pomas de los remates de los contrafuertes y de la torre le dan un aire "isabelino", pues tales adornos privaron en la arquitectura ligada al reinado de los Reyes Católicos, Fernando e Isabel. Otra construc

ción colonia] es el famoso Rollo: una torre de planta octagonal con una escalera de caracol por dentro. Por sus ventanas apareadas o ajimeces este edificio es catalogado como morisco. Se le atribuye la doble función de torre de vigilancia y picota; es decir, un lugar desde el cual se hacía pública y se ejecutaba la acción de la justicia. Esto bien puede ser cierto, si consideramos que fue el 'Justicia mayor Franco Verdugo, quien ordenó construirlo en 1559.

También añeja es la Casa de Cortés, inmueble que mira al zócalo, de un solo piso, con fachada de talavera y ladrillo. Una placa señala que ahí firmó el conquistador la segunda de sus cinco Cartas de relación, el 30 de octubre de 1520, Pero cuando Cortés escribió esa carta lo hizo desde la Tepeaca vieja y no desde la actual. Lo cierto es que se trata de una casa colonial, quizá del siglo XVII, a juzgar p por el mudéjar de su fachada y las Jambas y el dintel de su puerta principal. Medida encomiable es que ahí se haya establecido últimamente un pequeño museo local, donde la prehistoria está representada por restos de mamut hallados en los alrededores de Tepeaca, y la historia prehispánica por distintas piezas recuperadas en la zona, más la ilustración de ciertos pasajes de la Historia tolteca-chichimeca. La Tepeaca colonial se aprecia a través del convento y del Rollo, sobre los cuales se dan datos históricos y se muestran fotos antiguas y esculturas del ex convento.

No es justo dejar Tepeaca sin decir que desde los tiempos prehispánicos se realiza ahí un magno tianguis, en el que grandes cantidades de productos agrícolas, artesanales e industriales de la región y de mucho más lejos, se comercian los viernes. También precisa decir que enTepeaca hay dos fiestas importantes: la del Santo Niño, el 30 de abril, y la de san Francisco, el 4 de octubre. Ambas ofrecen la ocasión para probar los guisos tepeacanos, como el pescado en caldo de guajillo o en tinga, o las verdolagas en salsa verde de chile copi. Apenas 35 kilómetros separan a Tepeaca de Puebla, por la carretera federal 150 que va para Tehuacán.