Cantona

A1 norte de la cuenca de Oriental, en lo que es hoy el estado de Puebla, floreció, entre 600 y 1000 D.C., una de las ciudades más urbanizadas del México prehispánico que se conocen hasta la fecha: Cantona.

Esta gran urbe arqueológica se asienta sobre un derrame basáltico de grandes pendientes y tiene una extensión de 12 kilómetros cuadrados en los que se localizan tres magníficas unidades de compleja estructura urbana. Cuenta con varios conjuntos arquitectónicos que integran pirámides, plazas y unidades habitacionales, una Acrópolis y 24 juegos de pelota. Su construcción esta hecha con piedras superpuestas sin argamasa y de acabado natural, sin estuco. Una particularidad de Cantona es su trazo asimétrico, adaptado a la superficie natural del terreno, y su elaborada red de calzadas, pasillos, callejones, muros-calzada y calles empedradas, que comunicaban a toda la población. Situada a más de dos mil 500 metros sobre el nivel del mar, y dada su importancia política y económica, ya que controlaba la explotación y el tráfico de obsidiana en toda la región, Cantona fue conformándose como una ciudad-fortaleza, con accesos totalmente controlados y puestos militares estratégicos. Los habitantes de Cantona tuvieron una estructura social .